
Paul: Holly, estoy enamorado de ti.
Holly: Y qué.
Paul: ¿Y qué? Te amo, perteneces a mí.
Holly: No. Las personas no pertenecen a otras personas.
Paul: Claro que sí.
Holly: No voy a dejar que nadie me ponga en una jaula.
Paul: No quiero ponerte en una jaula, quiero amarte.
Holly: Es lo mismo.
Paul: No, no lo es, Holly.
Holly: No soy Holly, no soy Lullaby, no se quien soy, soy como el gato: un par de infelices sin nombre, no pertenecemos a nadie, nadie nos pertenece, ni siquiera nos pertenecemos el uno al otro.
Paul: ¿Sabes que es lo que esta mal contigo, señorita Quien-quiera-que-seas? Eres un cobarde, no tienes agallas. Tienes miedo de sacar tu barbilla y decir “Okey, la vida es una realidad, la gente se enamora, las personas se pertenecen las unas a otras porque esa es la única oportunidad que alguien tiene para alcanzar la verdadera felicidad". Te consideras un espíritu libre, un ser salvaje y tienes miedo de que alguien pueda meterte en una jaula. Bueno, baby, ya estás en una jaula, la construiste tu misma, esta dondequiera que vayas. Porque no importa a donde corras, siempre terminaras tropezando contigo mismo.
1 comentario:
Me gustó este diágolo. Hay que verlo en vivo y a todo blanco-y-negro color.
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