martes, 30 de junio de 2009

¿QUÉ CLASE DE LIBROS ESCRIBE UN PUNK EN 2011?

Ladrón de sueños es el título de la última novela de Bernardo Fernández, en donde un insecto robótico con forma de mosquito gigante merodea la cuidad de México en busca de pesadillas de los niños de quienes extrae los sueños desagradables para llevarlos a un laboratorio donde servirán de muestra para desarrollar videojuegos aterrorizantes.
Bernardo Fernández quien actualmente tiene treinta y seis años, algunas novelas, otros tantos cómics publicados y una hija recién nacida, nos habla de un futuro más bien personal al presentar como protagonista a una niña de doce años hija de un novelista punk de ciencia ficción.
La novela fue publicada en el 2008 pero se ubica en un futuro no muy lejano, trata la historia de una niña adicta a los videojuegos y un científico que busca robar pesadillas de los niños para crear mejores videojuegos. La historia se ubica en la Cuidad de México del futuro y los sucesos de la novela tienen lugar en apenas un día y una noche, aunque se incluye un flashfoward y un epilogo donde todos son felices.
Ya en las primeras paginas, la niña defiende la obra de su padre y de paso la de Bef, su creador, cuando en la pagina treinta y seis el maestro de español la regaña con motivo del desconocimiento de la obra de García Lorca
“ ― Es una vergüenza, siendo usted la hija de un literato. Dígame, ¿qué clase de libros escribe su padre?
― Novelas de ciencia ficción profe
Entonces el viejito se quedo callado como si le hubiera dicho que Papá era un asesino serial.”
La trama esta contada desde el punto de vista de Andrea, la niña quien nos relata lo que le sucede, y además observamos las historias del doctor Ventosa quien es un científico loco, y la de los cuatro niños que escaparon del laboratorio donde experimentaban con ellos ambas contadas en tercera persona por un narrador omnisciente.
En la historia Andrea es una niña normal del futuro quien va todos los días a la escuela en zeppelín y que, como es normal, se aburre en la escuela, un día va a jugar videojuegos a la casa de su amiga Mariana y cuando Mariana está dormida entra el ladrón de sueños e intenta robarle una pesadilla, Andrea trata de detenerlo y se lanza sobre él , salen del cuarto los dos volando y se estrellan en el sitio donde se encontraban los 4 fugitivos, ellos le cuentan a Andrea que el doctor Ventosa realizaba experimentos con ellos y que el ladrón de sueños busca robarse las pesadillas de los niños y los detecta a través del videojuego.
El libro se divide en partes que se titulan de acuerdo a conceptos relacionados con el sueño como movimientos oculares rápidos, sueño ligero, sueño profundo, pesadilla y al mismo tiempo cada parte se divide en capítulos y la historia se cierra con un epilogo situado veinte años después.
Desde otro punto de vista es contada la historia del doctor Ventosa que de niño fue un amante de los insectos y quien solo teme a las avispas, paso de ser un amante de los videojuegos a un importante científico en el área de la biotecnología, siendo rápidamente promovido hasta ser el director de proyectos de un importante compañía con la que desarrollo la consola de videojuegos y que ahora roba pesadillas de los niños para desarrollar mejores videojuegos.
Mientras tanto con el ladrón de sueños destruido, el doctor Ventosa moviliza a todo su cuerpo de seguridad a la zona para encontrarlo mientras los niños se dirigen al edificio de la compañía para rescatar a dos compañeros que siguen en ese lugar, al llegar se encuentran con un lugar desierto, suben hasta el ultimo piso y ahí encuentran al docto Ventosa
Mientras tanto el ladrón de sueños, dotado con una inteligencia artificial muy capaz, se arrastra hasta una alcantarilla y se comienza a reconstruir.
Andrea reta al doctor Ventosa en un videojuego, si ella pasa hasta el último nivel y vence al monstruo el liberara a los niños y detendrá sus experimentos, pero si ella perite el la usara como sujeto de pruebas, Andrea vence (de una forma muy pirata) y el doctor Ventosa se niega a cumplir y la toma a la fuerza, cuando llega el ladrón de sueños esperando que su creado lo reconozca ahora que se ha convertido en una avispa gigante, con el miedo el doctor suela a Andrea y cae por una ventana desde el piso más alto. Los niños vuelven a su verdadero hogares y Andrea no le comenta esta aventura a su padre sino hasta que es adulta.
Si esta novela fuera un videojuego seguramente recibirá la clasificación teen y si fuera una película le darían una B, ya que la temática está enfocada cuando mucho a adolescentes. Una novela sin sexo, ni desnudos frontales, ni lenguaje adulto. Cumple con su función de entretener pero resulta tan vaga que de a ratos se cae, es como esas películas que pasan en tele abierta entre semana.
La protagonista tiene un crecimiento a lo largo de la historia aunque es un poco antihéroe porque duda respecto a ayudar a los niños y luego al final los ayuda, arriesga su vida y se convierte en una persona más hábil de lo que en realidad se creía o era.
El libro es divertido a ratos y combina la ingenuidad de la adolescencia con las reflexiones obligadas de las novelas futuristas, enumerando así a referencias tan dispares como Wilde y Popeye o Don gato y Dante Alighieri
Al leerla me hace pensar que ya conozco esta historia, es como una combinación entre las películas pesadilla en la calle del infierno y la brújula dorada
Bef, quien seguramente fue un joven adicto a los videojuegos en la época del Atari y el primer Nintendo, realiza este extraño crossover haciendo una novela sobre un videojuego y no un videojuego sobre una novela en un mundo donde los jóvenes prefieren a los videojuegos que a las novelas.
La protagonista y su familia tienen todos un look punk como algunos de los personajes de Bef en sus otros libros, otro aspecto que explota es el flashfoward ubicado muchísimos años en el futuro y colocado en medio de la historia para aportar datos al presente de la misma, el futuro aquí descrito esta basado en la nanotecnología y la biotecnología, siendo estas dos ramas del ciencia la impulsoras del desarrollo en este universo, presentes en los videojuegos hasta en la constitución de los edificios. Los videojuegos de realidad virtual son el eje en torno al que se mueve la historia porque todos los protagonistas comparten su amor por estos. Y otro elemento recurrente en BEf es esta idea de un conglomerado industrial, una superempresa, que elabora productos para casi todas las actividades de las personas, esta compañía en este y otros libros de BEf se llama HumaCorp
Aunque divertida, la historia pierde sentido cerca del final y el desenlace resulta inverosímil, como si la editorial le hubiera cortado a Bef treinta páginas donde aguardaba un final increíble como los que he tenido oportunidad de leerle en otras ocasiones..

Bernardo Fernández, Ladrón de sueños Editorial Almadía, México, 2008, 216 pp.

domingo, 28 de junio de 2009

Casa Purcell

Me encantaba trabajar en la Casa PurcelI: todos los días tenía que abrir la reja; pasar por dos puertas de la entrada; saludar a los del vestíbulo; subir las escaleras y entrar a la biblioteca.

Lo que más amaba era abrir la ventana: la luz del sol iluminaba la habitación; unos pajarillos cantaban en la barda y yo con ellos cual Blancanieves: “¡fffffffff!, ¡fffffff!” (Bueno, no me salía pero me sentía del todo en el siglo antepasado). La mañana trascurría muy lenta y ocasionalmente oíamos crujidos en la duela. Siempre les decíamos las mismas frases: “aquí es tal parte”, “acá Purcell dormía”, “aquí se murió”, “acá se aparece”.

Cuando iba al baño me pasaba a las caballerizas y veía los famosos “túneles” de Saltillo; otras veces iba al sótano que me recordaba mucho el de la antigua escuela de artes plásticas: Nada de luz y arcos de piedra sosteniendo la casa como un calabozo medieval.

Cuando la abrieron era aficionado a ver películas: ahí lloré con dramones; reí con Chaplin y, en una noche neblinosa, tuve miedo con y el bebe de Rosemary proyectado en la cochera; la luna llena saliendo por detrás de la casa; y salir oyendo las campanadas de la torre de catedral.

Me gustaba entrar a la biblioteca por la escalera aledaña (la escalera del servicio); donde hay toda otra casa Purcell casi nunca mostrada al visitante; donde seguramente subió, con vela en mano y llevándole su desayuno, la sirvienta gorda de Purcell.

Por eso no trabajé en el Museo del Desierto todo era muy falso, muy comercial: el primer día llegué con el coordinador y su pelo estaba teñido de rubio. Me di cuenta que eso era todo lo que necesitaba saber sobre el lugar para dame cuenta que yo no pertenecía a ahí.

La casa Purcell era mía, siempre será mía: cuando niño mi padre nos llevo a aquello que se llamaba “Centro Cultural Vanguardia”. Al entrar pensé que estaba en un sueño: era un castillito que siempre había estado ahí, a una cuadra de la catedral; con escalera de castillo, muebles de castillo y balcón de castillo; sin duda era el mejor lugar de la cuidad. Cuando adquirí independencia de mi padre, intenté volver pero la casa estaba cerrada y así permaneció por casi 10 años (Yo soñaba comprarla algún día) hasta que el gobierno la compró y la “restauró” (le quito los muebles originales, el tapiz y el jardín con fuente).

¡Pero es tan 1800! ¡Tan maquina de vapor!, con sus vitrales, su techo anguloso, sus puertas y secretos, porque al estar en la biblioteca ocasionalmente escuchaba chismes de tal funcionario o aquel artista.

En menos de un mes, mi trabajo en la casona había terminado, otra vez dejó de ser mía y volvió a ser ese museo que nadie visita; esa que no sabes si es una casa o un centro cultural. Se volvió tan hermética para mí como lo es para cualquier turista.

jueves, 25 de junio de 2009

Imágenes

DUDA
Amarte y pelear contigo todos los días.

TRISTEZA
El olor de no bañarse, el dolor de no comer, el espejo horrible. Afuera la vida.

ALEGRIA
Tu abrazo en esta fría noche; tu calor en la cama.

SOLEDAD
Cuatro cobertores, la cama muy grande y el frío permanente.

MIEDO
Cuando te hayas ido y no sepa ni prender el boiler.

DOLOR
El peso de tu cuerpo en mis hombros aunque ya no estás.



jueves, 18 de junio de 2009

Mi primer novela


No me parece que usted, señor editor, se niegue a publicar mi novela, sólo porque otras personas la han rechazado, la crítica desfavorable de otros no le resta mérito al contenido.
Muchos críticos han tachado mi novela de ridícula y absurda, pero es comprensible que esto suceda puesto que la protagonista es una mierda, es decir una caca, enamorada de un hombre de negocios.
Usted sabe que los críticos por lo general tienen prejuicios, más aún cuando las protagonistas son del sexo femenino. Pero mi novela es una fuerte crítica al capitalismo disfrazada de una dulce novela rosa ¿Por qué no se niegan entonces, a publicarle las novelas a la Laura Esquivel o la Ángeles Mastretta?
Señor editor ¿es acaso el final lo que no le gustó? En esta época la gente tiene un poco de prejuicios con los finales trágicos pero a mí me parece casi perfecto que nuestra protagonista, la mierdecita, sea aplastada por el objeto de sus deseos, el ejecutivo, al final. ¿Será preciso decirle que las más hermosas obras de nuestra literatura son tragedias?
O es quizá racista su motivo, déjeme explicarle entonces, que mi caca no decidió de qué color iba a nacer y creo que el cerdo que la parió tampoco tenía alguna esperanza de que saliera güerita, porque es la naturaleza de las mierdas de credo nacer morenitas, como usted o como yo. Decidí que la protagonista fuera alguien que se identificara con el común de la población de México.
Debo además aclarar que en el capitulo 42 cuando digo –Todo se fue a la mierda- no lo digo con sentido despectivo es sólo que los demás personajes se acercaron a la protagonista.
¿O es el título de la mierdecilla valiente el que no le gusto? Porque ese sí lo puedo cambiar, yo tenía pensadas otras opciones como “Fuego en la mierda” y “Mierda la fea”.
Esperando que cambie su opinión, me despido de usted.

martes, 16 de junio de 2009

QUERÍA UN HIJO

Mami en una mala foto con hermana bebé


Mi madre es maestra. Cuando estaba embarazada de mí tenía un alumno muy tranquilo y callado llamado Israel. Basada en algún pensamiento mágico, pensó: "quisiera que mi hijo fuese tan calmado como este: llamaré a mi hijo Israel". Pobrecilla, ahí empezó su desgracia: Hasta el día de hoy no me ha podido callar.

Cuando tenía tres años aprendí a escribir. En un arranque de ira me dirigí hacia su cuarto y tallé sobre el respaldo: "tonta". Desde entonces siento que me trae coraje.

Neuróticos ambos, somos tan iguales que cuando pelamos el resto de la familia se aleja, dicen: "ya van a empezar". Ambos somos celosos, aprensivos, nerviosos, preocupados y depresivos.

Mi madre subordinó su vida a la mía y me llevó con psicólogos, doctores y ortodoncistas. Cuando estaba en la primaria coordinaba su turno de trabajo con el de nosotros. Lo que no haría por mí, lo que no ha hecho por mí.

Cuando tenia cinco años le dije a la nana–sirvienta que no quería ir a la escuela, que no me llevara y me pasé todo el día jugando. Cuando madre llegó me golpeó y corrió a la muchacha: no hemos tenido sirvienta desde entonces.

En los viajes a Laredo siempre le digo que no me grite y en lugar de eso me vocea para que todos oigan. Se la pasa leyendo ingles pronunciado al español:

—Mijo, ¿qué significa toilet?

― No, mamá, no lo abras, ¡Noooooooo!

A sus 47 tiene muchas arruguitas en la cara y sospecho haber causado más de la mitad. Tiembla cada vez que le digo: “tengo algo que decirte”. Soy la oveja negra, el negrito en el arroz, la piedrita en el zapato, la espinita, su dolor de cabeza y su consentido.

La entiendo, en mis bolsas ha encontrado paquetes de condones, diversos tipos de cigarros, me ha visto borracho y luego me ha hecho trabajar crudo. A pesar de eso nunca me ha cerrado la casa ni me ha negado la comida.

Nos hemos criado con el paso de los años: me enseñó a leer, escribir y esa cosa del ábaco y yo de mala gana le enseñé Word, Messenger y Hotmail.

Mi papá siempre dice: “No hagas enojar a tu mamá” ella dice: “¿Por qué no me haces caso, cabrón?” y yo digo: “Cállese”. Dice que soy un mamón, un terco, arrogante,, promiscuo, borracho y adicto.

Tantas veces la he hecho llorar que prometí hacerla reír por cada una, pero se volvió una tarea imposible. También la he hecho llorar de felicidad cuando le conseguí trabajo y cuando gané un concurso como uno de los mejores alumnos del estado.

Cuando tenia nueve años estaba harto de su irritante “Fíjate a los dos lados antes de cruzar la calle” y salí corriendo sin voltear más que al frente: un carro me golpeó triándome al suelo. Al abrir los ojos y ver el cielo lo primero que pensé –antes de la muerte y mis heridas- fue: “Mi mamá me va a regañar”.

Algún día tal vez tenga que dejar la casa por cuestiones profesionales: nunca nos hemos separado más de una semana desde que nací, no puedo vivir sin enojarme con ella. ¿Cómo me voy a alejar si estamos cosidos?, ¿cómo puedo odiarla cuando me abraza y dice que soy su bebé?, ¿cómo? Es la relación más larga y más estrecha de mi vida.

A huevo que todas las noches se le aprieta la tripita de angustia hasta que me ve llegar ¡Que flojera tener hijos!